Música y lo mejor de la cultura a fro
Conociendo los instrumentos de percusión tradicionales.

Poniendo en práctica la explicación. Foto: Gloria Lugo. Buque de Papel.
Por: Gloria Lugo Cruz , p eriodista Buque de Papel , Bogotá
El sonar de unos tambores cuyos cueros retumbaban al compás de los latidos del corazón, eran la señal certera de que esto iba a ser una muy buena experiencia, tanto para adquirir nuevos conocimientos de la cultura Afro-Colombiana, como para pasar una mañana de domingo rodeada de gente amable y con un interés en común: convertirnos en los “jóvenes invasores del patrimonio local”, como lleva por nombre éste programa.
Durante todos los fines de semana de noviembre y el primero de diciembre, el Instituto de Patrimonio Cultural, está organizado actividades de reconocimiento local y talleres experimentales, sobre diferentes manifestaciones culturales y de integración de los jóvenes con el patrimonio natural, inmaterial, material y arquitectónico de nuestra ciudad.
Este domingo 9 de noviembre fue el turno para el patrimonio inmaterial, en el cual pudimos aprender con un excelente profesor, sobre la música y las fiestas de los habitantes de las costas Caribe y Pacífica de nuestro país. En esta ocasión, la cita fue en la localidad de Kennedy, más exactamente en la casa de de Mujeres Afro.
Un lugar que si se mira desde la calle, se confunde con las otras casas de la cuadra, tal vez por no tener una seña en particular; pero una vez adentro, se puede ver en sus paredes toda la expresión, de la cultura y folclor de colombiana.
A la entrada hay un salón grande, en el cual estaban organizadas unas sillas esperando que llegaran los asistentes al taller. Antes de sentarme hice un pequeño recorrido por el lugar, para detallar un poco algunos dibujos que había en las paredes: una casa de bareque (bambú y mezcla), dos palmeras y unas balsas parqueadas a la orilla de un infinito mar azul, nos ponían en contexto.

Al comienzo del taller con Larry Viveros (derecha) y su colega Edward (izquierda). Foto: Gloria Lugo. Buque de Papel.
El experto de la percusión
Nuestro anfitrión fue Larry Viveros, un joven alto, delgado, de piel morena, ojos pequeños y pelo crespo o como se dice popularmente ‘chuto’, característica principal de la gente de raza negra. Larry nació en Bogotá y creció en el barrio Britalia de Kennedy, allí aprendió de la cultura de sus ancestros cuando era pequeño, e iba todas las tardes a la casa de de Mujeres Afro, para hacer un refuerzo escolar y participar en los talleres que se realizaban en éste lugar.
Actualmente, Larry es percusionista de un reconocido grupo que fusiona música del pacífico colombiano con hip hop, llamado Chocquibtown, los mismos que cantan la canción: “Somos Pacífico, estamos unidos….”; pero además alterna éste trabajo con la participación en otros grupos de folclor netamente tradicional, como “Los Hijos del Pacífico” y “Kilombo”.
A sus 26 años, este muchacho tiene un amplio conocimiento del folclor colombiano, por esa razón creo que fue una muy buena elección por parte de los organizadores del Instituto de Patrimonio Cultural, elegirlo para que nos dictara el taller de ese domingo.

No importaba si la silla era grande o pequeña, todos estaban muy atentos al taller. Foto: Gloria Lugo. Buque de Papel.
Al son de los tambores
La charla se componía de diferentes aspectos, uno era la parte teórica, donde Larry nos explicaba datos importantes sobre cada uno de los ritmos que debíamos conocer de las costas Caribe y Pacifica colombianas; y la otra parte, la más interesante, era la musical, en la que se daba una pequeña muestra de cómo tocar los instrumentos de percusión según la tonada. Luego los asistentes pasábamos a hacer parte de la interpretación, al poner en práctica la explicación.
Arrancamos con la cumbia, ritmo característico de Caribe, pasamos por el mapalé, el currulao, hasta llegar al Pacífico con el aguabajo y el bunde chocoano, de adoración y de arrullo. Aprendimos sobre los diferentes instrumentos de percusión, que se usan para interpretar cada uno de estos géneros; gracias a esto puedo decir que ahora sé qué es una tambora, un llamador, un yembé y una marimba, la cual encanta a los espectadores con sus melodiosos sonidos.
Larry nos explicaba con mucha paciencia, cómo se debía interpretar cada uno de los instrumentos de percusión, dependiendo de la canción, y luego de cada ejemplo, algunos de los asistentes al taller pasamos a poner en práctica lo aprendido; a algunos les fue muy bien, porque pescaron de una el ritmo y los compases, pero a otros no tanto, porque no dábamos ni media nota.
Me incluyo dentro del último grupo, debido a que soy muy mala para la música y no tengo eso que los expertos llaman: ‘oído’. Cada vez que intentaba probar si era capaz de interpretar alguno de los instrumentos al ritmo sugerido, me convencía de que para estas artes, soy un fracaso total.
Insisto, el problema no era de profesor, sino de alumna, porque Larry siempre explicó de la mejor manera, incluso nos decía que uno aprendía a tocar estos instrumentos usando onomatopeyas. Para éstas usamos palabras que imiten el sonido de aquello que se quiere describir, entonces, cantábamos literalmente, el ritmo y el compás con el que debían sonar los instrumentos.
Además, otra de las estrategias que utilizó para explicarnos, fue poner frases que asemejen el sonido de los tambores, por ejemplo la más conocida de todas es cuando uno quiere tocar un San Juanero y utiliza la frase: “Papa con yuca, papa con yuca…”, para llevar mentalmente el compás con el que se debe tocar la tambora y no perderse en medio de la canción.
Lo mejor de todo fue que después de los fracasos y triunfos, principalmente triunfos, de los “nuevos interpretes colombianos”, nuestro tutor quiso mostrarnos cómo suenan profesionalmente todos los instrumentos en conjunto. Así entonces, les pidió colaboración a algunos de sus amigos que también son músicos y estaban acompañándolo en el taller, para tocar algunas canciones.
Edwin en el bombo chocoano, Edward en las congas, Larry en la marimba y Julián en el guache (instrumento que está hecho de un trozo de caña, con semillas por dentro, que suena similar a una maraca), fueron la reunión perfecta de artistas que tocaron de manera magistral algunas canciones de nuestro folclor colombiano.
El oírlos en ese momento, ver la pasión con la que interpretan esta música y el amor con el que hablan de nuestras tradiciones, fue una muy buena experiencia, casi podría decir que me hizo erizar la piel y que mi corazón latía al ritmo de los tambores, debido a la emoción que producen este tipo de cosas, y que nos recuerdan eso que nos hace sentir, orgullosos de ser colombianos.

“Los Jóvenes Invasores del Patrimonio Local”. Foto: Gloria Lugo. Buque de Papel.