Fragmentos, una mirada hacia América Latina
Columna de una socióloga chilena sobre el devenir de la región*.

Ilustración: de la autora
Por: Isabel Salazar Bravo, especial para Buque de Papel, Buenos Aires
Los seres humanos son frutos de su cultura, tanto sus deseos, placeres, deberes, como los límites en los que se conforma su modo de vida son producto de ésta.
Al mismo tiempo, existe una coexistencia con la historia. En conjunto se construyen a través del accionar humano, desarrollándose -en este proceso- un valor fundamental: la libertad.
Compartimos modos, formas, costumbres, modismos, símbolos que nos distinguen, produciendo la diferenciación, acentuando lo cualitativo. Éstos se ven vulnerados y anulados por otros sin pertenencia, que no son más que un disfraz a lo esencial, a los significados y conceptos trascendentales.
El disfraz se empeña en pulir cada vez más su aspecto, en la búsqueda de la abolición de un imaginario cultural local. Este no es un proceso espontáneo, natural, sino que existen mecanismos que operan a través de diversas instituciones que se preocupan de crearlo y reproducirlo con el fin de hacer coherentes las normas y deberes que conforman el modo de vida imperante; de hacer cada vez más silenciosa la sumisión del individuo ya casi inconsciente de éste.
Dicho proceso se acentúa posteriormente al proceso de colonización e independencia en América Latina, que da lugar, a la conformación de los Estados nacionales. Es en donde se comienzan a anidar y desarrollar las instituciones que manejarán y disfrazarán a la población de la región, mimetizándola cada vez más con la totalidad, en un proceso latente hasta nuestros días.
Pese a la esmerada tarea de mantener la región como partes aisladas, de una zona del mundo que posee, desde los períodos de colonización, líneas más bien convergentes que divergentes, existen un significado constituyente a su población y no es otro que el de la libertad.
*Los pensamientos, opiniones y expresiones de los columnistas son libres y no influyen, condicionan o significa el criterio editorial de Buque de Papel.
