Salman Rushdie, todo el mundo en sus novelas

“Cada novela debe ser nueva en su temática”, afirmó de visita en Colombia.

Por: Olga Ruth Gómez T orres, p eriodista , Bu que de Papel . Foto s: Buque de Papel

La oportunidad de entrevistar a grandes personajes del mundo, humanistas, artistas o escritores, en la mayoría de las ocasiones es muy rara o difícil. Por eso cuando se da la posibilidad, así sea en un conversatorio para un público amplio, escuchar los pensamientos, ideas y posiciones de uno de estos personajes, hay que aprovecharlos.

Esto fue lo que pasó con el escritor anglo-indio Salman Rushdie, quien estuvo en Colombia para el Hay Festival de Cartagena, pero que hizo una presentación en Bogotá, en la Universidad Nacional, en su auditorio León de Greiff, el lunes 2 de febrero. Así que compartimos sus pensamientos e ideas de cómo es la escritura del realismo mágico en las ciudades.

Eran las seis de la tarde cuando dieron el último llamado para entrar en el auditorio y poder escuchar el conversatorio entre Peter Florence y Salman Rushdie, el mismo de los Versos Satánicos y de la Fatwa o amenaza de muerte que el régimen de Irán le profirió hace 21 años. De eso no habla, incluso vació a una rubia periodista española que quiso volver sobre el tema.

Entramos y todo el mundo estaba ansioso, fuimos por nuestros audífonos para escuchar la traducción. Luego nos dirigimos a buscar nuestras sillas, y nos hicimos muy cerca del escenario.

Pasaron dos minutos y la voz de una mujer dio la bienvenida al escritor Salman Rushdie. Entre sus obras se encuentran Hijos de Medianoche, Los Versos Satánicos, El Último Suspiro del Moro y el libro para niños Haroun y los Cuentos del Mar.

Fueron 45 minutos que no se sintieron. Habló de sus experiencias en la escritura; es un hombre sencillo y normal, que puede pasar desapercibido entre la multitud.

En la forma y estilo de escribir es comparado con Gabriel García Márquez, algo que agradece, pero explica que la escritura de Gabo se basa en el realismo que tiene el campo, los pueblos, mientras que su realismo es el de las grandes ciudades, como Bombay, Nueva York o Londres, donde ha vivido, y es lo que el quiere mostrar: como él vive esas ciudades, cómo se desenvuelven, desde un lenguaje propio y único.

En Hijos de Medianoche fue la primera vez que llevó a la escritura el inglés que se habla en la India, ya que este tiene su propio acento y matiz, es como Bombay que huele a calor sofocante, a especias, y donde todo es caos y ataca los sentidos. Eso era lo que Salman Rushdie quería mostrar. En principio escribió esta novela en tercera persona, pero al terminarla y releerla se dio cuenta que quería contarla desde el personaje principal, ya que él aparece hasta después del primer cuarto del libro; así que consideraba que nadie le iba a gustar si el protagonista se demoraba tanto en aparecer.

Pero antes de la aparición de esta novela que fue un gran éxito, y como ocurre con todos los grandes escritores, su primer libro no fue tenido en cuenta, hasta le dijeron que se dedicara a otra cosa. Y él lo considero muchas veces, ya que en ocasiones sentía que había fracasado y que no servía para el trabajo. Así que lo único que deseaba era que su novela la publicaran y así sucedió. Luego vinieron los demás títulos y se pudo dedicar a esta profesión.

Es historiador, pero poco se ha dedicado a ella. Esta profesión le ha servido para conocer la historia del mundo y así poder ambientar sus libros, y saber que épocas han sido importantes o qué hechos han sido relevantes para la humanidad.

Además, como él dice, “soy un escritor que quiere meter todo el mundo en los libros que escribo. Porque existen dos formas de escribir una novela, por un lado los escritores que dejan todo el mundo por fuera, como Jane Austen, y los que quieren meter todo el mundo, y yo soy de estos, porque estar en la mitad es una mierda”.

Aparte, considera que las historias que se cuentan deben tener humor, drama, vivencias, que cada una debe ser única en su temática. Como escribió Shakespeare, que incluía todo.

Lo único que espera Salman Rushdie es “que nunca llegue el día que no tenga más para escribir, porque qué más podría hacer, es mi trabajo y me gusta”.