Siempre hay ocasión para sonreír: Estrujadas
El frío de la mini ola polar golpeó con fuerza la cara y las manos y hubo que apretar el paso para llegar hasta Ítaca, complejo teatral (Humahuaca 4027), en pleno barrio de Almagro. Adentro nos esperaba un calor diferente al del sistema de calefacción: era la llama de un arte con miles de años de antigüedad y que se reinventa con cada función y en cada espacio dedicado al teatro.

Por: Buque de Papel, Buenos Aires, Argentina
Nos esperaban las Estrujadas, una obra escrita y dirigida por el dramaturgo de Entrerríos Nazareno Molina, quien también actúa, y con un elenco de primerísimo nivel con Mirta Seijo, Silvia Dell’Aquila y Gabriela Granda/Roxana Aversa en el papel de Aída, el eje de humor en este drama de tres mujeres, quienes descubren que la verdad está más cerca de lo que creen y los vacíos se pueden llenar.

Foto: Buque de Papel.
De las tres mujeres, Mateo, una chica trans, se entera poco antes de morir Ramón, el patriarca, y por su boca, que no es su papá.
Allí empieza su lucha de Mateo para que su madre, Rosario, interpretada por Seijo, revele la verdad de su origen biológico y su pasado. Una mamá que recuerda a las de antes, fría, rígida, de fierro, pero que también oculta (aunque en redes cómo hacerlo) una faceta de streamer a tono con los tiempos modernos; una mujer alegre, liberada y hot. No es La Abuela, el personaje de la telenovela colombiana interpretada por una magnifica y ya fallecida Teresa Gutiérrez.
Es una nueva lucha que afronta Mateo (interpretada por Molina), porque bastante tuvo para enfrentar a los prejuicios y las apariencias, las miradas acusadoras y los miedos que atraviesan la obra. Y ahora, su mamá le reclama por qué pregunta, para qué busca, que no sea desagradecida. La respuesta se cae de su peso: interroga para saber, para conocer la verdad, así haya secretos que se los llevarán a la tumba.
Y como el cuarto eje en esta mesa, que bien recuerda a la Casa de Muñecas de Ibsen, está Isabel (desarrollada por Silvia Dell’Aquila), una mujer madura, sostén de su hogar con esposo y chicos, frontón para detener los embates directos y sin filtro de su madre y con un problema de celiaquía, que más de una emergencia le hará tener.
La historia de Estrujadas fue real. La mamá de Nazareno le contó al joven dramaturgo esta historia que le sucedió al mejor amigo de su papá, en su natal Entrerríos. El hecho abrió un boquete de dudas y el ansia por conocer la verdad por parte de esta persona.
La sala en planta baja es pequeña, pero está muy bien organizada, con luces, sonido, la silletería en perfecta armonía y prácticamente el espectador está en medio del escenario, dando esa sensación de participar en el montaje y en la obra misma. Con detalles en el performance, como que todas las estrujadas colocan los bolsos en el perchero y los tapetes son circulares. Nazareno confirmó que hubo intención con lo de los bolsos, porque representa cómo cada una de ellas deja el peso, la carga cuando llega a casa y lo retoman al salir. Y los tapetes en forma circular, porque quiere dar a entender que, como la vida, los círculos siempre vuelven. Algunos son virtuosos, pero la mayoría son viciosos.

Foto: Buque de Papel
En busca de la identidad biológica
Allí, al término de la función, y en medio de los aplausos, Nazareno invitó al frente a Alejandra Carreño y a Gabriela Mieli, presidente y vicepresidente de la Asociación Civil Identidad Biológica, una organización dedicada a la búsqueda de esos orígenes biológicos de más de 3 millones de personas apropiadas en Argentina, una cifra que da para pensar por el enorme impacto social que representa esta estadística. “Son cifras de un estudio de octubre de 2019, elaborado por Soledad Gesteira, del CONICET, y publicado por el portal indexado Nuevo Mundo (https://doi.org/10.4000/nuevomundo.77902), así que calculamos que las cifras podrían ser mayores por el subregistro”, dijo Gabriela.
Ahora, ratificaron que su búsqueda va mucho antes y después del periodo de la última dictadura militar en Argentina, es decir entre 1976 y 1983. También, que su trabajo, a pulmón, es diferente a las labores de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. De igual manera puntualizaron en que la apropiación es diferente a la adopción. La primera es robo; la segunda tiene leyes que la regulan. Y el fenómeno trasciende a lo humano, porque representa el negocio de las redes criminales de tráfico humano, en este caso niños y niñas, o, uno más aberrante, el de órganos. Ambas situaciones son calladas por sociedades y Estados que miran para el otro lado, pero que existen; y hay registros.
Todo comenzó porque ellas mismas, al igual que Mateo, el personaje de Estrujadas, se enteraron de que no fueron hijas de sus padres. Por tanto, la obra se unió a la lucha de Alejandra y Gabriela, y ellas, como testimonio vivo de la búsqueda biológica, apoyan a la obra que se sigue presentando en Ítaca y en gira por las ciudades del interior argentino.
Alejandra nació en Córdoba, capital, es restauradora de muebles y estudiante de profesorado de Arte. Fue apropiada en 1968 y busca a su familia biológica desde octubre de 2022, cuando se enteró. También busca a sus hijos mellizos, sustraídos al nacer, en 1986. Gabriela nació en San Juan. Es docente y diseñadora gráfica. Fue apropiada en enero de 1971 y busca a su familia desde 2010. Ambas se declaran activistas por el derecho a la identidad (no hay una ley nacional al respecto) y además de la asociación, crearon el programa radial Nuestra Identidad, nuestro derecho. Su ADN está alojado en los repositorios mundiales Family Tree, Argenética, MyHeritage y GedMatch.
Regresamos a Ítaca cinco días después y, en medio del fragor de los montajes en el teatro, logramos esta charla imperdible con Nazareno, Alejandra y Gabriela, quienes contaron sus historias. Los tres coincidieron en una de las frases centrales de la obra, a pesar de la crudeza y de tener estrujado el corazón: “Siempre hay ocasión para sonreír” y para iluminar.
Aquí la charla completa

