“ S iempre me ha costado trabajo publicar crónicas” , Juan Villoro
Entrevista al periodista mexicano sobre un género que “se puede trabajar sin salir de casa”, dice.

“Podemos ejercer la crónica siendo México un país de contradicciones, desigualdades y contrates tan tremendos”, afirma Villoro. Foto: Patricia Hall, Buque de Papel .
Por: Jo h n Jairo Sarabia Trigos , Buque de Papel , Bogotá
El periodista mexicano Juan Villoro es considerado uno de los mejores cronistas latinoamericanos de nuestra época. Sociólogo, egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana, tuvo la oportunidad de participar en el taller de cuento del guatemalteco Augusto Monterroso.
En marzo de este año ganó el premio Antonin Artaud en la Embajada de Francia. Publica los viernes una columna en el diario Reforma, de México. Aficionado al rock y al fútbol retoca este último con la profundidad intelectual que ningún periodista deportivo ha logrado durante la historia del popular deporte.
Villoro, una máquina imparable de apreciaciones y análisis temático, concedió a Buque de Papel poco menos de cinco minutos para hablarnos de la crónica, el entorno social y las problemáticas que afronta en México.
- La crónica, ¿es un género del periodismo o de la literatura?
Bueno, yo creo que la crónica tiene un pie en la literatura y otro en el periodismo. Tiene un compromiso con la verdad, y en esa medida, está muy cerca al periodismo; pero al mismo tiempo se beneficia de procedimientos subjetivos (típicos de la literatura): se estructura en torno a una trama, entra en la vida de los personajes, permite la noción subjetiva de la historia. Tiene un pie en ambos géneros; de ahí su atractivo y la dificultad para clasificarla.
- Hay una discusión entre los periodistas de prensa: si el hecho de que no se posea el espacio suficiente para desarrollar una trama , impide la elaboración de una verdadera crónica. ¿Usted qué piensa de eso?
Yo creo que la crónica tiene una situación paradójica: existe un gran prestigio por ella; no hay jefe de redacción o editor de periódicos o revistas que no diga que le encanta la crónica; pero es una situación ideológica. O sea, se trata de celebrar un género que en sí mismo es muy valioso. Además, al reflejar la realidad y decir que la crónica es importante, quiere decir que nuestra realidad es importante. Al mismo tiempo esas personas le conceden muy poco espacio. Yo creo que ésta se debe ejercer como la poesía: por gusto.
A mí siempre me ha costado trabajo publicar crónicas. Es uno de los géneros peor pagados y, a diferencia de lo que pasa en la tradición anglosajona, nadie te va a decir: “tómate seis meses, te mantengo durante ese tiempo, haz periodismo de investigación y tráeme treinta cuartillas sobre un tema”. Aquí te lo piden de inmediato y con tus propios medios. Son las condiciones de trabajo, y así es como la mayoría de periodistas latinoamericanos hemos operado. No es una situación muy halagüeña, pero es la que tenemos.

“Es uno de los géneros peor pagados”. Foto: Patricia Hall, Buque de Papel .
- ¿Es costoso trabajar la crónica?
Depende. Hay crónicas que tú puedes hacer sin salir de tu espacio, de tu entorno. Puedes hacer una muy simple; por ejemplo, yo una vez leí una noticia de que el encargado de la CIA, entonces se llamaba William Webster, decía que el eje del espionaje sería trasladado de Viena a México y que la Unión Soviética estaba reclutando espías en este país. Yo me pregunté: “¿Dónde puedo yo encontrar agentes que estén reclutando espías?” y, me fui a un supermercado que está al frente de la embajada de la Unión Soviética. Como los funcionarios soviéticos se la pasaban encerrados en la oficina, a la hora de salida se iban de inmediato al supermercado. Entonces, yo empecé a pasear por el sitio buscando que alguien me reclutara como espía potencial. Y bueno, sobre eso hice una crónica, ese supermercado se llama Gigante, entonces hice una que se llamaba Rusos en gigante. Evidentemente eso fue muy barato. Eso fue tan barato como ir a un supermercado, haber leído una noticia previa en el periódico y hacer una crónica sobre eso. Pero sí, hay otras crónicas que requieren de más esfuerzo, y a veces como lo financias tú, yo creo que vale la pena porque es un género que puedes practicar por gusto.
Había grandes cronistas como Kapuscin ski , por ejemplo, o periodistas contemporáneos que dejan que los periódicos les paguen durante mucho tie mpo para ser enviados de prensa . S e van a una realidad, mandan las noticia s de prensa y luego, reescriben todo eso por gusto como cronistas. Digamos, el New Yorker te permite ejercer la crónica para que ellos te paguen . Nuestra posibilidad del New Yorker son los libros. O sea, u na vez que hayamos trabajado en otras cosas , hacemos un libro . Es lo que hace Martín Caparrós o Tomás Eloy Martínez.
- Ahora The New Yorker está reduciendo el espacio.
Pues imagínate. Si ellos reducen el espacio, ¿qué va a pasar en otros sitios? Es una situación complicada.
- ¿Cómo está México a nivel de crónica?
Hay muy pocos espacios para la crónica y muchos periódicos, casi todos ellos muy malos. Yo lo que diría es que México es un país con muy buenos periodistas y muy malos medios impresos. Hay poco periodismo de investigación, mucha charlatanería: gente que te ofrece cosas y no te las da. Yo creo que es más honesto tener una actitud como la de la revista peruana Etiqueta Negra, que es decir: “No te voy a pagar nunca nada”, y entonces ya sabes a qué te atienes. Pero bueno, tampoco nos podemos quejar demasiado, porque a pesar de esto podemos ejercer la crónica siendo México un país de contradicciones, desigualdades y contrates tan tremendos. Es, por supuesto, un vivero temático de la crónica; es decir, no nos podemos quejar por falta de temas.

Juan Villoro junto a otro gran cronista : Martín Caparrós . Foto: Patricia Hall , Buque de Papel .