El sillón del peluquero
Un espacio fusionado entre cortes reveladores y una buena charla.
El minibar de La Peluquería Foto: Alvana Ríos Fonseca. El Buque de Papel.
Por: Alvana Lorena Ríos Fonseca , p eriodista: Buque de Papel , Bogotá
Desde tiempos inmemoriales el estilo diverso de lucir el cabello ha desempeñado un papel primordial en la identidad cultural de la humanidad. En “La Peluquería”, como su nombre lo indica, el oficio principal es realzar la belleza del pelo con diferentes técnicas que van desde alisadas, teñidas, rapadas, pelos postizos, trenzas y extravagantes decoraciones.
La entrada del lugar es pequeña, pero al traspasarlo se desviste de grandes y diferentes espacios. Encontramos varias mesas decoradas con manteles que de un lado, la punta llega hasta el suelo; otros son de florecitas, telas satinadas de colores fuertes y velos pasteles, que en ciertos casos son utilizados como pañoletas. Es un área cómplice para una buena charla entre amigos, saborear una deliciosa bebida, dejar correr el tiempo, escuchar un poco de música o jugar una partida de “Rana” diversión que cada día es más popular entre los capitalinos.
La zona está rodeada por las más reconocidas universidades de la capital y diversidad de turismo. Debido a su conjunto, atrae buena afluencia de estudiantes y extranjeros, logrando que rueden varios estilos de peinados de cabeza en cabeza. Llegan en grupitos, mientras varios de sus compañeros se cortan el cabello, se afeitan, se hacen el bigote o se arreglan las uñas, otros leen algún artículo y usan sus portátiles para adelantar trabajos en una cómoda sala con extensos sofás, ubicados alrededor de un magnífico espejo que muchos utilizan para hacer muecas, aplicarse el labial, coquetear, acomodarse la gorra y mirarse su nueva transformación o retoque del cabello.
Foto: Buque de Papel
“La Peluquería es un lugar alternativo, que a muchos jóvenes y demás personas les encanta venir, y hacen lo que yo pido, te dan súper buenas ideas, encuentras cosas diferentes, no es lo mismo que ves en todas las demás”, afirma Laura García, una clienta del salón de belleza.
Al frente de la sala está ubicada la barra del minibar. La estantería es una vitrina muy similar a las que usan en las tiendas de barrio. Está decorada con botellas de vinos, pedazos de maniquíes de medio cuerpo hacia arriba mostrando su desnudez, como si se tratara de modelos que posan para una clase de pintura.
También hay pelucas coloridas que se mezclan entre conductos de luces fluorescentes. Del techo se descuelga un cuadro, cuya imagen es de tres mujeres en vestidos de baño con muchas tonalidades, similar al estilo de las chicas de los "Ángeles de Charlie". Varios pocillos de aluminio adornan la parte frontal de la taberna y al lado izquierdo, un letrero con luces discotequeras que forma la silueta de una tijera y la palabra vino, estimulando a que te cortes el cabello o pidas alguna bebida.
El salón de la belleza Foto: Alvana Ríos Fonseca. El Buque de Papel.
Al fondo se encuentra el salón de la peluquería. Se exhiben fotografías de habitantes de la calle, manifestando un bello gesto al darle confesión aquellas personas que en muchos casos no tienen voz, pero se convierten en perfiles, donde ellos también pueden mostrar sus cabelleras desordenadas formadas por la brisa y el sol, con un toque europeo. También las formas alteradas de sus bigotes y las barbas largas dan un estilo a la moda que se impuso después de Mundial, donde pasaron de las cabezas calvas a los pelos largos.
Los sillones para cortar y arreglar el pelo son antiguos y cómodos. Es aquí el sitio donde muchas mujeres quieren cortarse el cabello pero que se les vea largo, donde todas aspiran a que se les suba el ánimo o simplemente salir renovadas sin olvidar su esencia.
Teñirse, cortarse, peinarse, arreglarse el pelo es algo muy cotidiano, al levantarnos, al bañarnos, al ir al trabajo, a una fiesta. En efecto, duramos todo el día haciéndonos tratamientos sentadas en la silla del peluquero preferido, aplicándonos tantas cremas que se obtienen de diferentes composiciones, que pareciera como si estuvieras haciendo el pedido de una ensalada de frutas o hablando de una receta para preparar algún postre.
Este negocio funciona desde hace siete meses. Sus propietarias Meli y Mari, rompieron con el prototipo, al combinar un bar, arte diferente y muchas tijeras. Los corte de cabello van desde siete hasta 35 mil pesos, las rapadas son gratis, también apoyan a los nuevos artistas, ya que se pueden hacer algunas presentaciones. Cada corte de pelo es una historia de vida nueva y cada decoración la consiguen de una manera muy simple, al visitar el mercado de las pulgas o “encontrando cualquier cosa interesante que se les cruce por ahí”, afirma Carolina Manrique, administradora del negocio.
Para disfrutar de vino Foto: Alvana Ríos Fonseca. El Buque de Papel.
Un espacio para relajarte y hacer tus confesiones Foto: Alvana Ríos Fonseca. El Buque de Papel.
Entrada a La Peluquería Foto: Alvana Ríos. El Buque de Papel.