Una generación secuestrada

Entrevistamos a la familia Moncayo Cabrera que esperan la definición del sitio y hora para la liberación de su hijo y hermano Pablo Emilio. Testimonios.

Por: Olga Ruth Gómez T orres, p eriodista Buque de Papel , Bogotá

El 21 de diciembre de 1997, a las 2:05 de la madrugada, cuando un comando de la guerrilla de las FARC se tomó el cerro de Patascoy, en Nariño.

El 22 de diciembre los familiares de los militares que estaban en el cerro se enteraron de la noticia, pero no sabían qué había pasado con todos los muchachos que estaban vigilando el cerro.

Algunos murieron en la toma, y a 18 se los llevaron, pero solamente tres meses después de la toma, la guerrilla aceptó que tenían a los soldados secuestrados.

En la época de la zona de distención en el Caguán, en el grupo de soldados que entregaron, salieron 16 de los militares que se llevaron de Patascoy, pero se quedaron dos cabos, el rango más inferior que tiene el Ejército. Ellos fueron Pablo Emilio Moncayo y Libio José Martínez.

El jueves 16 de abril de 2009, once años, tres meses y 26 días, llegó la tan esperada noticia. La guerrilla unilateralmente va a liberar al cabo Pablo Emilio Moncayo. Por un lado se siente felicidad porque después de tanto tiempo va a reunirse con su familia, pero el corazón sigue partido, porque falta la otra parte, Libio José Martínez, que no se sabe hasta cuándo tendrá que esperar, él, y los demás secuestrados que son tratados como de segunda y de tercera, sin apellidos ni dinero, que tenemos en nuestro país.

Buque de Papel habló con los familiares de Pablo Emilio Moncayo. Su felicidad se siente a flor de piel, pero en sus corazones todavía queda tristeza, tanto por Libio José Martínez, como por los demás secuestrados que están en la selva. Por eso siguen trabajando para recoger las firmas de un referendo que posibilite el llamado intercambio humanitario. Estas son sus declaraciones.

Karol Moncayo Cabrera , hermana de Pablo Emilio Moncayo.

Buque de Papel. ¿ Cómo se enteraron de la noticia?

Karol Moncayo. Un tío nos llamó para que escucháramos la radio, porque estaban diciendo que a mi hermano lo iban a liberar. Nosotros no lo podíamos creer. Luego llamó mi papá, que estaba en Sincelejo, y nos confirmó la noticia. De ahí en adelante nos empezaron a llamar los medios. Y fueron ellos los que nos leyeron el comunicado.

B.P. ¿Les han dicho de cu á ndo y cómo va a ser la liberación?

K.M. No, no han dicho nada de eso. Ahora tenemos que esperar que manden las coordenadas del sitio donde lo van a liberar.

Nohora Moncayo Cabrera hermana de Pablo Emilio Moncayo

B.P. ¿Cómo va a ser el primer abrazo que le de a su hermano Pablo Emilio?

N.M. Eterno, yo no lo pienso soltar, de eso sí estoy segura; pobrecito mi hermano, de tantos años que no le he dado un abrazo ni de cumpleaños, ni del Día de la Madre, mejor dicho, faltan tantos abrazos de Feliz Año, de Navidad, yo no lo pienso soltar.

B.P. ¿Cómo recibió la noticia de la liberación?

N.M. Primero me tocó sentarme, porque la verdad yo no lo creía. En diciembre nos hicimos tantas ilusiones que él venía ahí con el otro grupo de liberados, y la depresión nos mandó a la cama como cuatro o cinco días. Es una tristeza tan grande que uno no quiere ni comer, porque uno se hace tantas expectativas, y en dos minutos nos bajaron de la nube.

Así que esta vez nos dijimos, serenémonos, tranquilos, pero, no qué va, cuando todos los medios de comunicación empezaron a pasarlo por todos los noticieros y a confirmar, yo estaba saltando de una cama a otra, brincando. Me sobraban energías a pesar de que estaba enferma.

Aunque me queda la tristeza de los que quedan en el monte, uno conoce a sus mamás. Uno las ha visto sufrir, y sabe que eso es muy doloroso, así que la idea es seguir con el referendo por los que quedan allá.

Profesor Gustavo Moncayo, papá de Pablo Emilio Moncayo Cabrera

B.P. Don Gustavo ¿ c ó mo se entero usted de la noticia?

G.M. Estaba intentando comunicarme con mi familia. Eran aproximadamente las seis de la mañana, porque estaba supuestamente invitado a dos medios de comunicación a dar entrevista, pero no se dio ninguna. Entonces llamé a mi esposa para que me ayudara a conseguir un dinero para poder viajar a la selva.

B.P. ¿Usted presentía algo ?

G.M. No, no sabía nada, quería ir a la selva y enterarme de algo. No tenía noticias de Pablo. Quería conocer qué se requería, qué condiciones pedían, para hacer algo.

B.P. ¿Entonces fue su esposa qui é n le cont ó ?

G.M. No, con ella estaba hablando del viaje. Cuando colgamos me llamaron de la emisora “La W”. Entonces me dijeron “Profe Moncayo, ¿dónde se encuentra?”, y yo les dije, “en Sincelejo”. – ¿Tiene alguna noticia de su hijo?, las Farc se han comunicado con usted?- me preguntaron. Tampoco. Me dijeron que esperara y me leyeron el comunicado que estaba en la página de la senadora Piedad Córdoba. Y ahí sí fue la locura.

B.P. ¿Qué sintió usted?

G.M. En ese momento me fui para el limbo, no supe qué pensar. No recuerdo, pero al instante empezaron las llamadas de uno y otro lado, ya que estábamos en directo. Cuando mire uno de los celulares había 92 llamadas perdidas y en el otro, unas más. En el que estaba hablando se le acabó la batería. ¡Ah, eso fue increíble!

B.P. ¿ Cómo v a a ser el primer abrazo que le de a su hijo?

G.M. No sé, si la sola noticia causo tanto impacto, imagínese cuando tenga la posibilidad de abrazar a Pablo Emilio. No sé exactamente cual será mi reacción, será tan hermoso. Ya es hermoso desde este momento.

B.P. ¿Va a continuar con lo del referendo?

G.M. Sí, sí claro, claro. Porque no se puede dejar a los seres queridos allá con todo el sufrimiento en la selva, y saber que tienen que esperar. Pero todo depende del pueblo, de cómo reaccione, y se tome una decisión inmediata para la recolección de las firmas. Estamos consiguiendo las 150 mil firmas para pasar a la segunda fase. Por eso vine a Bogotá para saber cuántas llevamos.

B.P. ¿Y cuantas firmas ya tienen?

G.M. No, no sé todavía, como yo llegué el sábado, toca esperar a este lunes para comunicarme con cada una de las directivas en los diferentes departamentos de FECODE. Sólo así sabré cómo están los paquetes con las firmas y cuántas harían falta, para agilizar las cosas.

B.P. ¿Ha hablado con la s enadora Córdoba ?

G.M. No, no he hablado con ella. Yo creo que lo voy a hacer esta semana. Lo mismo, quiero intentar hablar con el presidente Uribe, o con el comisionado de Paz.