Bombos y platillos políticos, I Parte

Pancartas, festejos y algarabía son señales cuando las elecciones se avecinan en Colombia.

Foto: archivo particular

Por: Johan Cárdenas, periodista Buque de Papel, Bogotá

Todo empieza en el seno de los numerosos partidos políticos. Consultas internas, campañas cargadas de propuestas llenas de ilusiones y esperanzas, son el inicio de una larga y dura carrera que empiezan los diferentes políticos del país que añoran una curul para el Congreso, y como no, para la Presidencia.

El inicio de las campañas empieza con la consecución de los recursos respectivos, para poder financiar la carrera electoral.

La gente del común suele pensar que la vida política es muy fácil y muy bien remunerada. Pero esto no es tan cierto, si se toma en cuenta los recursos, las habilidades mentales y corporales, el tiempo, y dedicación que genera una campaña política.

Foto: archivo particular

Todos los políticos del país, grandes y chicos, en su mayoría inician sus respectivas campañas con ilusiones, propuestas y anhelos de poder hacer algo por y para el país. Pero muchos de estos sueños y esperanzas políticas se van desvaneciendo con el tiempo y la burocracia.

Muchos se quedan en el camino, pero son los aguerridos, valientes y virtuosos oradores, quienes llegan a la instancia decisiva, a las urnas de los colombianos. Como dice un viejo adagio “Son muchos los llamados y pocos los escogidos”.

Para poder alcanzar el mínimo sueño de un político, como lo podría ser una alcaldía menor, se necesitan bastantes recursos, buenas estrategias, gran dedicación y mucha habilidad para poder convencer mentes y corazones que den un voto.

Un voto que, para algunos ciudadanos, es su derecho y virtud más sagrada dentro de la una sociedad democrática, y para otros, lo reemplaza un bono, un plato de comida, una beca o una gratificación económica.

Es en estos tiempos de campañas que los próximos dirigentes de los barrios, las ciudades y el país, se acuerdan de las personas que piden atención, es la oportunidad que tienen los ciudadanos de hacer peticiones, y exigir, tal vez sea la única oportunidad que tengan de ver al próximo edil, alcalde o presidente de la nación en frente de su casa o sentado en la tienda del barrio, compartiendo y departiendo con sus habitantes cara a cara.

Como grandes fieras que luchan por sobrevivir o como gente del común que corre por hacer fila y entregar su hoja de vida en una oficina por un empleo, así luchan los políticos por los diferentes cargos a los que aspiran, se baten en la arena de los barrios populares, en ferias o eventos masivos por conseguir un voto.

Tal vez algunos se tengan que enfrentar ante el mismo Presidente de la República por su cargo, y otros tengan que enfrentar al vecino de la cuadra por una alcaldía menor, pero todos los candidatos, así como los colombianos en general, luchan por su puesto de trabajo, por un salario que mínimo o jugoso, es el que les da su pan cada día, bienestar a su familia. Por un puesto que al fin y al cabo sirve al funcionamiento de la nación.

Foto: archivo particular

Con ley de garantías o sin ella, las elecciones son la herramienta del pueblo para participar en la política del país, y es él quien ejerce la primera y más grande garantía por medio de una consciencia electoral y una ética social.

La próxima semana espere, la incursión política del edil de una de las localidades más grandes y más complicadas de Bogotá, Ciudad Bolívar. Y las diferentes estrategias de cuánto y cómo se invierten los presupuestos en las campañas electorales.