Cine a l a carpa en Bogotá
La infraestructura estará viajando por las diferentes localidades de la ciudad

Cinemateca al Parque. Idartes .
Por: Gloria Lugo Cruz , p eriodista Buque de Papel , Bogotá
En medio de columpios, canchas de futbol, rodaderos y pistas de patinaje, se pone en pie una carpa de color blanco; una estructura hecha de tubos y tela impermeable de unos 15 metros de largo, por 10 metros de ancho. Algo que parece increíble a primera vista se hace realidad, y en tan sólo 45 minutos, de un montón de piezas que son descargadas de un camión, se crea un espacio para la formación cultural de nuestros niños y niñas.
El proyecto nació hace unos años, cuando la directora de cine alemana Stephanie Rückoldt, se propuso realizar un festival internacional de cine arte para niñas y niños. Esta mujer apasionada por el séptimo arte, viajó por todo el mundo, buscando las mejores películas y algunos cortos que fueron premiados en diferentes festivales, para traerlos a Bogotá y finalmente cumplir con su sueño de podérselos mostrar a los niños.
Al comienzo, Stephanie contó con el apoyo del Taita Indígena, Orlando Gaitán y luego se fueron uniendo a ellos diferentes corporaciones que trabajan por la cultura y que quisieron compartir este sueño, para llevar a los niños “un mensaje bonito y un pensamiento que llene sus vidas de mucha alegría”, como lo describe uno de los organizadores.
La Corporación Utopía Teatro, Caleidoscopio de Sueños y la Fundación Carare, unieron fuerzas para conseguir que la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y la Secretaría Distrital de Integración Social, pusieran todo su apoyo a esta causa, y gracias a ello, hasta el próximo 14 de diciembre la muestra itinerante “Cine a la carpa”, estará recorriendo los parques de diferentes localidades de Bogotá. La entrada es gratuita.

Viviendo la experiencia
Durante el primer fin de semana que se realizó el Festival, la carpa hizo un recorrido de tres días por el suroccidente de la capital, arrancando el sábado en la localidad de San Cristóbal, el domingo en Kennedy y cerrando el puente, el lunes festivo en Bosa.
Para conocer un poco más de este proyecto y de las personas que trabajan para hacerlo realidad, decidí asistir el lunes a las funciones que se presentarían en mi localidad. Luego de unos 15 minutos de caminata desde mi casa, llegué al polideportivo La Palestina. Allí se divisaba desde lejos la carpa que un grupo de 6 hombres, trabajando como hormiguitas, lograron levantar en tan sólo media hora.
Luego de montar la carpa, se pusieron dentro de ella las sillas, la pantalla que medía unos cinco metros cuadrados y los equipos necesarios para iniciar la proyección de las películas. Una vez que todo estaba listo, sólo quedaba la misión de empezar a traer público al evento y de eso se encargó de una manera muy particular “Rin Rin”, uno de los actores que hacía parte del montaje.
Mientras un taxi daba vueltas alrededor del parque promocionando con el megáfono que llevaba en su cubierta unos deliciosos tamales, “Rin Rin” con su personalidad arrolladora, consiguió que el dueño del vehículo le permitiera hacer una pequeña cuña por el altoparlante, para invitar a los vecinos del sector, a que llevaran a sus hijos a la carpa.
La estrategia funcionó muy bien, ya que aparte de las personas que se habían acercado al lugar por curiosidad, inmediatamente llegaron muchos más niños y niñas, todos interesados en conocer qué era lo que escondía ese sencillo toldo de color blanco y por qué algunos personajes, como una muñequita, dos payasos y un espantapájaros, hacían parte de esta máquina de sueños.
Una vez adentro se hicieron las respectivas presentaciones, “Estrellita”, “El Espantapájaros”, “Rin Rin” y el “Señor Babel”, les contaron a los niños de qué se trataba el proyecto, quiénes tuvieron la idea de crearlo y abrieron la imaginación y los corazones de los pequeñines, para recibir todo el amor y los pensamientos positivos que se propusieron darles con cada una de las películas.
Los asistentes a las funciones de ese día tuvieron la oportunidad de viajar por diferentes partes del mundo sin siquiera dejar sus sillas. Gracias a la imaginación y a la atención que prestaban a cada corto pudieron ver producciones hechas por niños y por directores de cine arte para niños y niñas, de muchos lugares del planeta.
Desde Nepal, Polonia, Brasil, Australia, Noruega y otros países, se presentaron una serie de películas animadas y con personajes reales, los cuales vivían historias emocionantes que hablaban de los sueños, de los miedos, de las colecciones y hasta de la suerte.
Por estos días aparte de utilizar los parques para dar una vuelta en bicicleta, subirse a los columpios o jugar un partido de futbol o baloncesto, los niños y las niñas tienen la oportunidad de refugiarse en una carpa gigante y sentarse a disfrutar de una buena película, aprendiendo sobre otras culturas y compartiendo un rato de alegría con los personajes mágicos de los cortos, y los reales como Stephanie, Catalina y Lucho, que son los promotores de este sueño.