El testimonio de Mockus

Entrevista a Antanas Mockus en noviembre de 2005 para la agencia de noticias Colprensa.

Fotos: Colprensa

Por: Buque de Papel, Bogotá

Esta entrevista fue hecha al exalcalde dos veces de la ciudad, cuando se perfilaba como candidato presidencial para 2006, en momentos cuando todo el país le apostaba al continuismo de Álvaro Uribe.

El diálogo se desarrolló en su sede política, cuando el país vivía en carne propia la llamada desmovilización de los paramilitares y pocas voces se atrevía a cuestionar que ese proceso se encaminaba al fracaso, porque como el tiempo demostró, se convirtió en lo que todo el mundo temía: una puerta giratoria donde hacían la farsa de entregar armas y algunos potreros de las miles de hectáreas que se robaron a sangre y fuego, y luego se volvieron a rearmar con los fusiles que nunca entregaron en las llamadas hoy “bandas emergentes”.

Además, había pasado la primera reelección en la Corte Constitucional y Uribe mantenía el mismo mutismo de si iba o no a ser candidato, y que conservó en la segunda frustrada. Era la época anterior a revelarse los falsos positivos, nefasta política de asesinar jóvenes y presentarlos como resultados, adelantada por el hoy candidato continuista y exministro Juan Manuel Santos.

El testimonio e ideas de Mockus, como la de acabar con “la cultura del atajo”, son hoy más vigentes que nunca, en especial para enfrentar la vieja política, enraizada en nuestra cultura, como la de los puestos, palancas, roscas y prebendas. Pregúntenle a cualquier funcionario público de cualquiera entidad estatal si el desfile de congresistas ordeñando y pidiendo puestos se ha acabado en algún momento en este gobierno reelegido y moribundo.

Las palabras de Antanas no se las lleva el viento:

“A Uribe le falta pedagogía”

Llega en punto a la hora de la cita, pero se nota de afán. Y reconoce que no es para menos, porque, así el partidor para la campaña presidencial no se haya levantado oficialmente, ésta hace rato comenzó.

Ese día tiene más citas con personajes de la política de todos los colores y tendencias, o encuentros con los grupos de trabajo que tiene montados para analizar y formular propuestas que serán la base, no sólo de su campaña, sino del político que está cocinando.

Fotos: Colprensa

“Luego de analizar el espectro político en Colombia, concluimos que sí hay espacio para una tercera o cuarta propuesta, con aspectos filosóficos fuertes”, dice.

Por eso Colprensa volvió a conversar con Antanas Mockus, el filósofo que no se extraña que lo llamen el Llanero Solitario de la política, el mismo que se conmueve con las cosas simples de la vida; el ex rector de la Universidad Nacional y dos veces alcalde de Bogotá. El mismo que carga baterías para una campaña que promete ser compleja.

-Ya hay movimientos y búsqueda deuniones y financiación para las campañas presidenciales ¿Cómo va la suya?

Bien. Hay un núcleo de trabajo que desde hace tres meses está preparando la tarea de organización regional. Hay un equipo de voluntarios que está empezando a organizarse en ciudades grandes, regiones y municipios más pequeños.

Ha habido reuniones donde se discuten los borradores de las reuniones en mesas de trabajo y entregamos el primer boceto del trabajo en grupo. Llevamos tres debates al documento de lineamientos generales de la campaña.

Por otro lado, está la organización política y la planeación estratégica. Estamos mirando si tiene sentido crear un partido que tenga unos 70 ó 100 años de vida. Para eso analizamos el espectro de los partidos y tendencias que hay en Colombia.

-Por sus declaraciones recientes se ha dicho que usted es cercano al uribismo ¿Podría pensarse en una unión delos independientesoliberales bajo su propuesta?

Por esas declaraciones sí me han etiquetado. Y sí tengo muchas cosas en común con los liberales, pero también con los conservadores y otros movimientos.

-Pasó la reelección presidencial y se viene la campaña con o sin garantías. Si el presidente Uribe es candidato ¿cambia mucho lo que había planeado para su campaña?

No mucho, aunque afecta un poco la sicología. Primero afirmé. “acato lo que dijo la Corte Constitucional”. Pero también comprendí que competir con Uribe es más honroso que con los demás, porque es más difícil y es un reto más grande. Además, es un desafío muy simpático porque mucha gente asegura que no hay nada qué hacer.

Derrotar al pesimismo ha sido muy importante en mi vida. Y si lo hago ahora, volteo algo que todo el mundo califica de imposible. Y así se hizo con el cambio de matrículas en la Nacional, o cuando se multiplicaron por cuatro y en doce años los ingresos de Bogotá, con la ayuda de Jaime Castro.

-¿Siente que tiene la fuerza para enfrentarlo?

En Colombia hay dos tendencias que se contraponen de cierta forma. La primera es la de apostarle al ganador, la fácil. Se cree que ayudar al que va ganando es importante, así a los tres días se arrepienta y reniegue. Y una segunda tendencia es el voto justiciero.

Lo único importante es que la gente evalúe qué es lo mejor.

-Si la reelección no hubiera pasado, muchos candidatos posarían de herederos de Uribe ¿Usted se siente así?

En las dos ocasiones en que fui alcalde, claramente fui continuista. Esto no quiere decir con todo, sino tener una predisposición de hacer un empalme muy cuidadoso para no desvirtuar programas que vienen funcionando bien.

Con mis predecesores no tuve relaciones estrechas, pero fomenté programas como el autoavalúo. He exagerado tratando de decirle a la sociedad en qué soy innovador, pero no voy a romper las cosas que estén funcionando bien. Seré continuista con lo que funcione bien, pero radicalmente complementador en otras.

-¿Tiene diferencia o no, con el Presidente?

La gente debe ver con claridad la identidad de Uribe, sus prioridades y las mías y mis restricciones. Yo no voy a sobornar al Congreso, no voy a matar a personas vía grupos raros interpuestos. NO DIGO que esto esté sucediendo, pero en ciertas regiones hay gente que siente que todavía no hay un Estado de derecho, sino una mezcla con grupos que están fuera de la ley.

Así como tengo una agenda muy clara para desmontar el narcotráfico, creo que el país necesita desmontar los paramilitares por la vía de la fuerza pública, pero también con la argumentación, método que se debe aplicar también al fenómeno guerrillero.

Mantendría de Uribe el fortalecimiento de la fuerza pública, la firmeza y la autoridad. Las sociedades tienen derecho a tener varias ofertas.

-¿Algún caso para mencionar?

El presidente ha sido más flexible de lo que yo sería, pero compenso mi firmeza con mucha más pedagogía. Si estuviera en el puesto de Uribe, hace rato le hubiese explicado a la sociedad la definición y el origen del paramilitarismo, sus razones, incidencias y peligros.

No sólo tengo la disposición de hacer la paz y justicia de transición, sino que debe quedar en claro para el país que paramilitarismo ¡Nunca más!

-¿Al presidente le falta más pedagogía?

Hay una especie de diplomacia que no deja revelar el cuento completo. Por eso son las suspicacias y se lee en la prensa que se desmovilizan unos grupos paramilitares pero aparecen otros. El presidente no ha dicho con suficiente claridad que ese mecanismo no es aceptable. Hay que sanar lo antiguo desde el punto de vista de las víctimas del paramilitarismo, cosa que Uribe menciona muy pocas veces. Hay toda una pedagogía por hacer.

-¿Qué haría con la fuerza pública?

El ejército y la policía pueden hacer mucho, pero no solos, y mucho menos si actúan como lo hacen, sin pedagogía. Con ese ingrediente sus resultados serían diferentísimos. Fumigación de cultivos ilícitos sin concientización de los costos negativos de esa actividad en toda la sociedad, no funciona.

Fotos: Colprensa

El partido se cocina

-¿Cuáles serían los ejes temáticos de ese nuevo partido que plantea?

Primero, debe haber coherencia entre medios y fines. Eso significa no utilizar la violencia, la corrupción o el clientelismo a cambio del voto.

El segundo elemento es “la cultura cuenta”, porque se debe transformar la cultura para ser competitivos y ‘zanahorizar’ al país. Se pueden reducir los homicidios asustando a la gente con cárcel, pero esa tarea con nuestro nivel de impunidad es difícil de lograr.

Necesitamos activar los mecanismos de control y rechazo social al uso de la violencia y de la corrupción. Necesitamos una especie demarcación persona a persona, como en el fútbol.