Haiku, en medio del aislamiento y la invasión

Estos poemas surgieron poco antes de que occidente invadiera Japón.

Por: Jo h n Jairo Sarabia Trigos , Buque de Papel , Bogotá

El escritor japonés Kimitake Hiraoka, mejor conocido como Yukio Mishima, se abrió el vientre el 26 de noviembre de 1970, con una katana que había sido exhibida veinte días antes en su “ homenaje póstumo en vida ”. Luego, uno de sus compañeros le hizo el kaishaku o la decapitación.

Mishima, perteneciente a los Nagai, una familia apoderada que minó sus riquezas durante la apertura al occidente en el periodo Meiji , se hizo aquel ritual llamado seppuku, en protesta a la creciente democracia extranjera que estaba tomando al país en tiempos de postguerra, y que influyó enormemente en la literatura contemporánea.

Sin embargo, antes de dar paso libre al periodo Meiji, aparecieron los Haiku, herencia japonesa que otros escritores extranjeros han querido adoptar, y que más allá de expresar su inconformidad por el aislamiento durante el per í odo Edo o la futura invasión occidental, estaban dedicados a la exaltación de la naturaleza.

“Nosotros tenemos la idea de qu é es un paisaje”

El haiku es una forma poética breve que en diecisiete sílabas japonesas intenta expresar mucho diciendo poco. Para entender más su naturaleza, visité al Doctor de Literatura de la Universidad La Sorbona de París, Francia, Javier González Luna (jigonz@javeriana.edu.co). En su despacho me muestra el libro Köten. Lecturas cruzadas Japón-América Latina , donde participó como editor y escritor. Este hombre que ha estudiado por veinte años la poesía del haiku, dice que para los japoneses “si no hay naturaleza, no hay nada. Nosotros tenemos la idea de qué es un paisaje”, pero para ellos “es una respiración, y fuerzas”.

Desde su oficina el doctor González contempla la naturaleza a través de la ventana, como si fuera a escribir un haiku. Foto: John Sarabia. Buque de Papel.

Y todo esto al preguntarle si las temáticas frecuentes son la muerte, el amor y venganza que podemos ver en otros formatos japoneses como el manga (cartoons, historietas) y el animé (la animación en video o tv de esas historietas). Pero él dice que “el amor no les causa el mismo sufrimiento que a nosotros. Un japonés sensato jamás va a orientar su vida por ahí”. Y finalmente, con una risa lanzada desde su sillón, declara lo más importante de toda la entrevista: “tampoco espere que los escritores japoneses vayan a un lugar donde no haya té”.

M irar la naturaleza es ver la divinidad

En la Universidad Javeriana me encuentro al profesor de literatura Jorge Hernando Cadavid, quien además escribió El vuelo inmóvil , acercándose a la brevedad del haiku. Al llegar, unas universitarias lo están entrevistando sobre el libro y cuando estoy a punto de irme me invita a participar de la conversación.

Con sus manos expresivas el escritor Jorge Cadavid explica a unas estudiantes la naturaleza del haiku. Foto: John Sarabia. Buque de Papel.

“Es la mirada natural a la naturaleza”, dice el escritor. “No es una mirada ideologizada del mundo. La naturaleza es Dios, Buda; cuando vemos la naturaleza estamos contemplando la divinidad”. Y eso es precisamente el haiku.

Esta composición poética atribuida al monje budista Matsuo Basho, “condensa al mundo en una mirada. Es muy importante lo no dicho. El extrañamiento es el ejercicio de la literatura oriental. La otra mitad usted tiene que completarla”.

Cadavid estira el brazo derecho y señala con el índice hacia el cielo de la tarde. Entonces dice que el haiku “es un dedo señalando a la luna”. No nos podemos detener en el dedo, eso no es lo importante, lo importante es la luna.

Una mirada desde China

Las primicias escritas de la literatura japonesa están bañadas por la influencia china, después de que en el siglo XII se adoptara su sistema de escritura en el período Nara.

Por eso, al caer la tarde de un miércoles visito al poeta Guillermo Martínez González, quien tuvo la oportunidad de vivir en China durante un año y medio, tiempo dedicado a la sección de español de la revista China Hoy que se publica en Beijing. Me recibe en su librería de libros raros y curiosos.

Martínez reconoce que “aunque la poesía china se caracteriza en gran parte por la brevedad y la transparencia, el haiku es una forma muy japonesa que consiste en una máxima síntesis que tiene unas reglas fijas”.

El poeta exalta la literatura de este país oriental, primero por su “gran profundidad; la manera como pueden decirnos cosas muy complejas a través de elementos muy sencillos”, y segundo, porque “logra transmitirnos las sensaciones”.

“A través de un sauce, de la caída de una hoja, del cambio de las estaciones, de la aparición de un ave, logran traspasar toda la complejidad del universo”.

La bomba contra la vida de Hiroshima y Nagasaki no sólo espantó la alegría y la vida humana, sino que también arrasó con aquella naturaleza que hace parte de los “haikus” y el paisaje que conmueve en la literatura japonesa. Con el periodo Meiji llegó la occidentalización y un revolcón en la temática literaria. Pero, como dijo el doctor de La Sorbona, un personaje de la literatura japonesa siempre “produce determinados pensamientos que no produciría un occidental”. Y eso no se lo arrebata cualquier invasión cultural.

En la E mbajada del Japón se pueden encontrar todo tipo de libros sobre la cultura japonesa. Los hay en español, inglés y japonés. Foto: John Sarabia. Buque de Papel .