Érase una vez un parque

Un pequeño lugar para la diversión y un feliz esparcimiento es lo que disfrutaban los habitantes del barrio Villa Adriana, en Bogotá.

Fotos: Buque de Papel

Por: Johan Cárdenas, periodista Buque de Papel, Bogotá

Este parque que en un principio era única y exclusivamente de los residentes del conjunto Milenta II, al sur de la ciudad, tiempo después abrió sus puertas a los demás habitantes del sector.

Incluso sirvió de lugar de descanso y recreo a los estudiantes del colegio Mi Patria, quienes lo utilizaban, no sólo por sus instalaciones, sino porque la seguridad y protección que brindaba era el ideal para los niños y sus profesores.

A finales de 2009 el parque, que durante décadas prestó servicio a los abuelos, las madres y niños del sector, vio como empezaba el fin de su historia de juegos y risas, cuando llegaron los representantes del IDU (Instituto de Desarrollo Urbano).

Estos representantes venían a notificar a la administración del conjunto, que el parque iba a ser demolido prácticamente en su totalidad, porque piensan construir un puente peatonal sobre esa vía, argumentando que era primordial para la seguridad de los transeúntes de la Avenida 68.

Esta noticia los dejó sorprendidos, en especial con todo el bombardeo de obras que inician, pero que no terminan y están en la incertidumbre total, como la fase III de Transmilenio.

Iniciando este año se empezó a conocer de los atrasos que padecían estas obras sobre la Calle 26, casi de un 50%. Problemas con los contratos, con los planos y con el denominado grupo NULE, encargado de la obra, fueron las causas de un fuerte escándalo que se vive todos los días en las congestionadas calles de la capital, debido a las múltiples obras que se están realizando a lo largo y ancho de esta metrópolis.

Fotos: Buque de Papel

La construcción de este puente peatonal, bajo el argumento de una mayor seguridad para los transeúntes, no justifica la destrucción de un parque, más aun cuando existe un paso peatonal a unos 100 metros del lugar de la obra proyectada.

Los habitantes del sector y especialmente los residentes del conjunto Milenta II manifiestan su gran preocupación por esta construcción, porque piensan que era mucho más útil el parque, como un espacio de descanso y juego que el próximo puente peatonal, el cual aseguran que traerá más inseguridad al sector que beneficios para el mismo.

Temen que tras la terminación de la obra los ladrones aprovechen para hacer sus fechorías bajo este puente y en las noches. Dicen que, incluso aceptando los argumentos del distrito para colocar esta infraestructura vial, piensan que el lugar no es el mas adecuado, porque se desaprovecha el paso peatonal.

Sólo esperan que esto no traiga problemas al barrio que ha permanecido en tranquilidad y con una estimable seguridad.

Por ahora los niños y jóvenes que solían estar recreándose y divirtiéndose en este parque tienen que ir otros lugares o poner en riesgo su integridad montado tabla en plena calle, esquivando carros y transeúntes cuando antes lo podían hacer tranquilamente en su lugar, en donde por estos días sólo hay los escombros de una vieja cancha de microfútbol y baloncesto.

Como lo afirma la señora Isabel Segura, una antigua habitante del sector, “espero que ese puente no sea un fracaso como las obras de Transmilenio”.